Comprendido en una evidencia del mover de Dios, revelado en dos aspectos básicos de la vida cristiana: La primera, es cuando la iglesia entiende que cada miembro es un embajador de Cristo y la segunda, sucede cuando los miembros obedecen el mandato de ir y hacer discípulos. Ambos aspectos responden a la identidad como cristianos y al llamado de Jesús.
Es una aquella persona que entendió su identidad y esta dispuesta no solo a mostrar su testimonio a través de un carácter transformado, sino también a hablar de las bondades de su Rey y su reino. Nótese que Pablo dice: «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.» – 2 Corintios 5:20.
Entonces cuando a entendido su identidad, le resulta difícil obedecer obedecer el mandato de su Rey, por lo tanto en cada espacio que Dios le permita estar vera una oportunidad para predicar y enseñar el evangelio. Jesús dijo: «Vayan y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; he aquí yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Amen» – Mateo 28:19-20.
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